Esprit S1 y Esprit S3 Turbo, los Lotus de James Bond

Esprit S1 y Esprit S3 Turbo, los Lotus de James Bond

Aston Martin y James Bond se conocieron en Goldfinger, consolidaron la relación en Thunderball y estarán juntos también en Shatterhand, la próxima entrega de la saga. Sin embargo, en 1977 el agente secreto empezó una relación clandestina con una dama de nombre Esprit.

¡Gracias, Don McLaughlan!

Puede que este nombre no os diga nada pero si hemos llegado a ver un Lotus en las películas de James Bond el mérito es suyo. Don McLaughlan fue el gerente de prensa y relaciones públicas de Lotus y cuando se enteró de que Eon Productions iba a lanzar una nueva película decidió aparcar un Esprit S1 enfrente de los estudios londinenses de Pinewood. Una mujer tan seductora no podía pasar desapercibida y cuando Albert Broccoli cruzó su mirada fue amor a primera vista.

Un coupé de los más exclusivos

En 1972 el fundador de Lotus Colin Champman encargó a Giugiaro el proyecto de un deportivo. Tres años después el Lotus Esprit S1 hacía su debut en el Salón del Automóvil de París donde recibió varias alabazas por su facilidad de manejo, una característica que tenía también su predecesor, el Lotus Europa diseñado por el mismo Chapman y el ingeñero Ron Hickman. Para garantizar la máxima adherencia al suelo se optó por un chasis de tipo Backbone coadyuvado por unas suspensiones independientes mientras que el motor era un 4 cilindros de 1975 cm³.

Según los proyectistas el Esprit S1 tenía una velocidad punta de 222 km/h pero en las pruebas en pista nunca se pudieron superar los 214 km/h, un resultado inferior si comparado con las prestaciones de los contemporáneos Ferrari Dino (255 km/h) y Porsche 911 Turbo (251 km/h). Pese a su “escasa” potencia la criatura de Giugiaro cautivó el público por su diseño rompedor que ha conservado intacto su encanto futurista. La produción del Lotus Esprit S1 finalizó en 1978 después de haberse vendido alrededor de 700 ejemplares, un número tan reducido que ha convertido la búsqueda de este modelo en una auténtica caza al tesoro.

1977: La espia que me amó

El deportivo aparece por primera vez en el minuto 11 cuando su bajada del ferry en Porto Palau (Cerdeña) es anunciada por unos bocinazos y el ruido inconfundible de su propulsor. Trás el encuentro con el villano Karl Stromberg, James Bond y Anya Amasova tienen que huír de un Kawasaki Z900 A4 Sidecar y un Ford Taunus de 1976 que serán aniquilados con un adelantamiento atrevido (la moto) y unos cañones de pulverización de cemento (el coche). Cuando el asunto parece solucionado un Augusta Westland AW101 se une a la caza y el agente secreto se ve obligado a sacar el as de la manga.

Es casi imposible librarse de un helicóptero provisto de ametralladoras pero nada lo es si te llamas James Bond. Lanzado a toda velocidad por un muelle, el agente secreto salta al agua y acciona un mecanismo que transforma el Esprit en un submarino. Para lograr esta escena la producción puso unos raíles en el atracadero, ató el coche a unos cables de acero y utilizó unos cohetes de aire comprimido para alcanzar los 70 km/h.

Las escenas sucesivas no fueron rodadas en las isla mediterránea sino en las Bahamas; las cálidas aguas del Caribe hospedaron el Lotus Esprit en versión submarina que se movía por la acción de cuatro motores a batería maniobrados por un buzo. Para evitar que se vieran las burbujas los productores pensaron utilizar unos recicladores (rebreathers) pero esta solución fue descartada por temas de seguridad. El Lotus sumergible fue desarrollado por la compañía Perry Oceanographic y recibió el apodo de Wet Nellie en homenaje al autogiro Little Nellie visto en Sólo se vive dos veces.

1981: Solo para sus ojos

Tras el éxito de La espía que me amó los productores decidieron seguir con Lotus que puso a disposición de John Glen – el director de Solo para sus ojos – dos Esprit Turbo de tercera generación. El deportivo aparece por primera vez en el minuto 19 cuando James Bond llega a España para buscar a Héctor Gonzáles, asesino cubano afincado en las afueras de Madrid.

Aunque aparezca un cartel indicando San Martín – probablemente una alusión a San Martín de Valdeiglesias – los exteriores fueron rodados en Pagoi, un pueblo de 300 almas en la isla de Corfú. Las estrechas calles de la localidad griega son el preludio de un car chase adrenalínico aunque los guionistas no dieron el merecido protagonismo al bólido que deja la escena cuando un matón acciona involuntariamente el sistema de autodestrucción. No os preocupéis, ningún Lotus S3 sufrió daños durante el rodaje dado que los artificieros hicieron explotar un chasis vacío.

Un figurante de lujo

El minutaje del deportivo no cambia ni siquiera en la segunda parte cuando el agente secreto llega a Cortina d’Ampezzo, el destino turístico más glamuroso de los Alpes. La localidad de Veneto es famosa por sus instalaciones deportivas pero también por la vida nocturna y los hoteles de renombre como es el caso del Miramonti, el cinco estrellas escogido por James Bond. El agente secreto llega al albergue a bordo de un S3 Turbo complementado por unos bastidores de esquí pero pese a su belleza el Lotus aparece solamente en este escena y en otro cameo de pocos segundos.

El S3 Turbo era mucho más potente que el S1; con la adopción de un motor turbocomprimido los ingenieros aumentaron tanto la cilindrada como los caballos y esto se tradujo en una velocidad punta más elevada. El chasis fue agarrotado y al igual que su predecesor podía contar con unas suspensiones independientes que le mantenían anclado al suelo.

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